Ya no tengo miedo.

Recién llegado de la mesa coloquio que se ha celebrado en la sede de la Sociedad Económica Amigos del país, sobre el 15-M y en la que han participado el vice portavoz del PP en el Ayuntamiento de Málaga, su análogo del PSOE, el portavoz de IU también en el Ayuntamiento, una periodista cuyo nombre no recuerdo (que me perdone, aunque no tengo perdón) y un representante de Democracia Real Ya y otro del Movimiento 15-M, además de los ciudadanos que han asistido como público, simpatizantes o no de los indignados, y que han decidido participar representándose a sí mismos.

Sorpresa y asombro por mi parte ante el desarrollo de la misma. Y es que los tres representantes políticos han mostrado un apoyo bastante explícito al movimiento ciudadano surgido a partir de la manifestación del 15 de Mayo. Se ha hablado de que este movimiento es necesario, de que el sistema político en España se ha quedado anticuado y tiene que cambiar, y cambiar hacia cauces que permitan una mayor participación (y real) de la ciudadanía en las cuestiones políticas. Y esto (lo juro), no lo digo yo, ni lo ha dicho ningún perroflauta que se haya colado en el debate. Esto lo han dicho políticos de IU, PSOE, y sí, también uno del PP. Ahora bien, mi perplejidad me lleva a preguntarme hasta qué punto estos tres señores son representativos de la clase política en España. Y queriendo ir más lejos, y, si me lo permitís, siendo un poco más perverso, me atrevo a preguntarme, ¿hasta qué punto estos señores se representaban a sí mismos allí en la mesa ante una audiencia popular?

Pero bueno, perversidades al margen, me quedo con las intervenciones de los compañeros del 15-M y Democracia Real Ya, que han incidido en las reivindicaciones que vamos ya para los dos meses que estamos haciendo, pero centrándose además en un punto que yo considero vital para la supervivencia de este movimiento, y es el contacto y el diálogo real con las instituciones. Ha sido sobre todo el representante del 15-M quien ha insistido sobre este punto, llegando a proponer formalmente la realización de un pleno en el Ayuntamiento en el que se trate el asunto del 15-M, y ha hecho propuestas concisas y tangibles al Ayuntamiento de Málaga  (cesión de un espacio de trabajo, o de recursos, un punto de información...). Finalmente, como era de esperar, habrá que ver si se dignan a pronunciarse sobre estas propuestas porque HOY no lo han hecho (repito, como era de esperar).

Pero aún así, este acercamiento al diálogo se tiene que seguir dando. Y no se debe ir con medias tintas, ni nos tenemos que conformar con migajas, desde luego que no. Como dicen desde Democracia Real Ya, ¡lo queremos todos! Pero para conseguir eso, hay que tender puentes y no atar nudos. Estrechémosles la mano, pero agarrémosla bien fuerte. Y exijamos. Porque estamos en condiciones de exigir. Porque reivindicamos derechos que están recogidos en la Constitución y no se están cumpliendo, y eso es inadmisible.

El compañero de Democracia Real Ya ha hecho también un par de intervenciones soberbias, y ha explicado un poco el resurgir de este movimiento, se ha hablado de acorralamiento (creo que ha utilizado otro término, pero, ¡ay mi memoria!, en fin, es equivalente). El poder popular (la gente) se ha visto acorralada por el poder financiero a cuyo servicio se ha puesto el poder político, el judicial y el de los medios, nos hemos visto solos y atacados, y hemos salido a la calle. Yo utilizaré un término mucho más tremendista que el de "acorralados", aunque con el que antes me sentía plenamente identificado. Nosotros estábamos aterrorizados. Y lo estábamos porque se estaba (y se está) practicando un terrorismo económico contra nosotros. Nosotros, el ciudadano de a pie, pero también el político, somos víctimas de terrorismo. Un terrorismo ejercido por los especuladores y sabandijas que controlan el poder financiero y desde ahí a los estados, y que nos hace estar aterrorizados por no llegar a final de mes o por perder el trabajo o por perder la casa.  Y nos tenemos que defender a uñas y dientes contra ese terrorismo encubierto devolviéndole a los representantes del pueblo el poder que se les ha arrebatado para que lo usen en nuestra defensa. Y eso sólo será posible cuando nos oigan, cuando nos representen de verdad y cuando nos dejen participar en la toma de decisiones políticas. Porque hemos salido a la calle, y hemos tomado la plaza, y el otro día hasta un indignado se hacía ver y oír en una junta de accionistas del Banco Santander, increpando a Botín, ¡pero ahora queremos que los indignados estén también presentes en los ayuntamientos, y en las juntas de las Comunidades Autónomas, y en el Congreso! ¡Indignados somos todos y vamos a estar en todos los frentes!

Estábamos aterrorizados, y ya no tenemos miedo, ¡ahora sentimos indignación! Y somos muchos los que por fin le hemos echado agallas al asunto. Ahora sólo falta que de una maldita vez, ellos también se las echen.