"Si luchas, puedes perder. Si no luchas, estás perdido".


domingo, 19 de febrero de 2023

MALOS TIEMPOS PARA EL AMOR



Llevaba un tiempo largo sin escribir en Diario. Y los motivos han sido la ansiedad y la depresión. Sí, en un mundo en el que los trastornos mentales y emocionales van en aumento, los psicólogos tampoco estamos exentos de padecerlos.


La explicación de este incremento, muy posiblemente, sea multifactorial. Y, dentro de esos múltiples factores, resulta una evidencia que el modelo de sociedad en el que vivimos es más que influyente. Muchos de los problemas psicológicos de las personas que, por ejemplo, acuden a mi consulta, están potenciados por el estrés, la incertidumbre, las conexiones interpersonales cada vez más frágiles, el estilo de vida hedonista...


Sin embargo, los problemas de sufrimiento moral no devienen de esta época actual, sino que ya existían mucho antes. Los primeros, quizá, que se interesaron por la naturaleza de la felicidad y la infelicidad humanas fueron los filósofos griegos, con Sócrates a la cabeza. Estos pensadores se preguntaban cómo se podía vivir una buena vida, y en su afán de encontrar respuestas dieron con una serie de virtudes y una serie de vicios, es decir, una serie de actitudes y conductas que propiciaban o dificultaban esa buena vida, ya fuera en el plano individual como en el comunitario. Por ejemplo, para la mayoría de filósofos, el arte, la cultura, la templanza, el equilibrio, la razón y la búsqueda del bien común, eran virtudes. Mientras que la soberbia, el orgullo, el egoísmo, el dejarse llevar por las pasiones y la avaricia eras vicios.


La avaricia. Es curioso, ¿verdad? Sí, es curioso, porque precisamente lo que fue valorado como un vicio del alma humana por grandes pensadores de la antigüedad es ahora, en tiempos del capitalismo, valorado como una virtud. Son los avariciosos los que más prosperan en la era del capital. No es que esté permitido ser avaricioso, no es que se perdone, es que se premia. Y, con ella, gracias al "blanqueamiento moral" de la avaricia, también se acaba reforzando la individualidad, el egoísmo, la competitividad y el materialismo.


Así pues, en una escala de valores como esta, con la que los sabios antiguos vomitarían al conocerla, ¿qué impide al presidente de los empresarios en España incrementarse el sueldo hasta los 400.000 euros anuales al tiempo que pide que no se suba el sueldo mínimo de los trabajadores? (noticia aquí) ¿Qué impide a los directivos del IBEX 35 cobrar 123 veces más que el sueldo medio de los empleados de sus empresas? (aquí) ¿Qué impide que los banqueros y dueños de las energéticas, que han aumentado en mucho sus ingresos millonarios gracias a los efectos colaterales de la invasión a Ucrania, se opongan a pagar un impuesto especial para gravar esos beneficios extraordinarios? (aquí) Y, sin irnos tan pa´rriba en la escala social, ¿qué impide a un "pequeño propietario" (entre una y diez viviendas), que tiene más ingresos económicos que su inquilino, ahogarlo con una renta a precio de mercado desorbitada? (aquí


Pues, así las cosas, ¡como para no volverse loco, ¿verdad?!


Sin embargo, quiero terminar este nuevo post-post-enfermedad con un tono positivo. Todavía tengo esperanza. Esperanza en que gente como tú no defiende esta escala de valores y sabe distinguir entre lo que es un vicio (codicia) y lo que es una virtud (búsqueda del bien común). Gente que, independientemente de las siglas (PSOE, PP, Podemos...) y de las etiquetas (capitalista, comunista, socialdemócrata...), aspira a un modelo social distinto al que tenemos, un modelo en el que el valor sea la cooperación y no la competitividad, el desarrollo personal y comunitario y no el materialismo, la amabilidad y no la hostilidad, el amor y no el dinero.


Un mundo más sano... y que no sea una locura. Gracias.