"Si luchas, puedes perder. Si no luchas, estás perdido".


domingo, 17 de septiembre de 2023

EMOCIONES DE IZQUIERDA Y EMOCIONES DE DERECHA




Hace poco leí que la emoción predominante que actúa como motor de la conducta del votante de derechas es el miedo. Tiene sentido. No en vano, al votante de derecha se le conoce como conservador. ¿Qué significa eso? Que estas personas tienen un fuerte arraigo por los valores conservadores. La religión, la familia, la patria, los toros, el ejercito, el patriarcado... las clases. El conservador teme que se pierdan en su sociedad estos valores. Y la extrema derecha se aprovecha muy bien de ello, señalando a los enemigos contra los que hay que luchar para defenderlos: los inmigrantes, el lobby gay y el feminista, los animalistas, los progres, los comunistas.

¿Y cuál es la emoción predominante del votante de izquierdas? La indignación. El votante de izquierda vive permanentemente cabreado ante un mundo que percibe como injusto. Un mundo en el que los estamentos, llámense iglesia, Dios, Franco, Casa Real, España o Corte Inglés son más importantes que las personas.

¿Quién tiene razón? Ninguno. No es una cuestión de razones, sino de emociones, y en base a las mismas, una cuestión de motivaciones distintas y preferencias opuestas. El progre quiere cambio, el conservador que nada cambie. El liberal prefiere la libertad individual al bien común y el social demócrata la justicia social a la unidad nacional.

Hoy, en Madrid, en España, se ha visto un claro ejemplo de cómo un partido político, que no se llama a sí mismo de extrema derecha, pero al que quizá solo le faltan dos gin tonics para serlo, ha sabido canalizar a la perfección el miedo de la derecha, manipularlo, para convertirlo en odio, en apoyo, en votos. Con el lema profético de impedir la ruptura de España, han tomado las calles. Como si una supuesta ley de amnistía pudiera decidir, realmente, el fin de la madre patria.

¿Qué puede decir un psicólogo como yo sobre el miedo? Pues que la mayoría de nuestros temores son inventados, son sobre cosas que pueden pasar pero no han pasado. Cuando pasa algo de verdad solo cabe defenderse. Frente al auge real del fascismo, frente a las desigualdades reales, frente a la pobreza, la precariedad laboral, el cambio climático y los problemas mentales, solo cabe apretar los puños y los dientes y no dar un paso atrás.

El miedo los hace fuertes. Nuestro coraje, nos hará invencibles. 

domingo, 9 de julio de 2023

CONOCE EL MUNDO EN EL QUE VIVES



Dentro de poco se celebran las elecciones generales en España, en las que se dirimirá si este país sigue un rumbo marcado por la izquierda o vira hacia la derecha. Votar es un acto de libertad. Pero, también es una responsabilidad. Y, para ejercer ese ejercicio de forma responsable, hay que tener conocimiento, hay que estar bien informado. Si queremos cambiar el mundo en el que vivimos, debemos conocer cómo es este mundo:


- El liberalismo y el neoliberalismo. El liberalismo es una doctrina social, política y económica que nace durante La Ilustración y que en materia económica defiende la no intromisión del Estado en las relaciones mercantiles entre los ciudadanos, impulsando la reducción de impuestos a su mínima expresión y reducción de la regulación sobre comercio, producción, etc. A partir de los gobiernos de Margaret Thatcher en RU y Ronald Reagan en EEUU, se empezó a llamar neoliberalismo, ya que estos dirigentes promovían unas políticas que dieron prácticamente libertad absoluta a los mercados para autorregularse y desarrollarse. Europa y otros muchos países acabaron adoptando estas políticas.


- La socialdemocracia es una ideología política, social y económica que, en contraposición al liberalismo, busca apoyar las intervenciones estatales para promover mayor equidad económica e igualdad social en el marco de una economía capitalista. Conlleva medidas para la redistribución del ingreso y regulación de la economía en disposición al interés general y al Estado de bienestar. Esta fue la forma común de hacer política en el mundo occidental en las década de los 50, 60 y 70, antes del binomio Reagan-Thatcher.


- El problema de identidad del PSOE. El PSOE es un partido socialdemócrata, pero también es europeísta, y Europa es, en su mayoría, liberal. Por eso, esta fuerza de izquierda, como otras en la UE, tiene un grave problema de identidad, ya que promete dar más de lo que puede porque quiere más que lo que dejan hacer sus socios europeos.


- Los ultraconservadores de Vox. El ultraconservadurismo es un término usado para describir a los movimientos de extrema derecha, y lo he elegido porque creo que es el que mejor representa a la formación política Vox. El PP, por ejemplo, es conservador (se suele decir que Vox es el PP con dos gin tonics de más), porque hay valores muy tradicionales que quiere conservar, como la familia, la religión, la nación... Para Vox son tan preferenciales esos valores que todo lo que sea distinto a ellos, lo ve como una amenaza: inmigrantes, feminismo, lgtbi. El miedo puede derivar fácilmente en odio.


- La tesis de la derecha. Los partidos llamados de derecha suelen priorizar los intereses de los empresarios más que los de los obreros, pero no porque quieran que le vaya mal al obrero (o, bueno... vete a saber), sino porque tienen la tesis de que si al empresario le va muy bien al obrero le irá un poquito mejor. Tiene su lógica, sin embargo, desde que el capitalismo es capitalismo, y sobre todo, desde la erupción del neoliberalismo, los datos reflejan que aunque ha habido crecimiento económico, ha existido un mayor aumento de la desigualdad. Es decir, esa riqueza que se genera tiende a concentrarse cada vez más en manos de unos pocos. Los beneficios de las empresas no revierten en los obreros, al menos no de manera equilibrada. Para lograrlo haría falta un mecanismo de redistribución.


- El surgimiento de la izquierda a la izquierda del PSOE. La evidencia anterior + ese complejo identitario de algunas fuerzas de izquierda en Europa, como el PSOE, es lo que ha provocado la aparición de fenómenos como el 15M, que luego devino en Podemos, y por último ha concluido, hasta el momento, en Sumar. Son movimientos sociales que buscan, sobre todo, una mayor justicia social y una igualdad económica efectiva, frente al claro avance del neoliberalismo que tiende a la priorización de la libertad individual, libertad que se puede ejercer sin ningún complejo para enriquecerse y acumular riqueza mientras aumentan las desigualdades y la clase media se empobrece.


¿Y ahora qué? Ahora tú. Ya tienes la información, ahora úsala con consciencia y responsabilidad. Algo que te puedes preguntar antes de hacerlo es de dónde vienes (tus orígenes), quién eres (cuáles son tus valores) y qué quieres (cuáles son tus necesidades e intereses). Y si tus necesidades e intereses no coinciden con un partido o corriente política determinada, y quizá sí más con otra, vota a estos últimos.


Porque tu no voto podría favorecer a aquellos que no persiguen lo mismo que tú. ¡Consciencia y valor! Un abrazo.

lunes, 29 de mayo de 2023

PERO, ¿QUÉ COÑO ES LO QUE QUERÉIS?



No soy votante del PSOE. Los voté con Zapatero y luego este me decepcionó y me pasé a la izquierda del PSOE y ahí sigo. Pero, el caso es que este gobierno, que no es del PSOE, sino de coalición PSOE y Unidas Podemos, lo ha hecho bien. Y no lo digo yo, los datos lo avalan. Sobre tres ejes:


- Ha aumentado el gasto público dirigido a mejorar las condiciones de vida de la clase media trabajadora, a pesar de la crisis del COVID y de la guerra. En otros periodos de crisis, como la del 2008, hubo austeridad y recortes. El gobierno de Sánchez y de Yolanda Díaz y compañía es el gobierno de los ERTES, de la subida del salario mínimo, de la revalorización de las pensiones conforme a la subida del IPC (con lo que ha subido este), de la reforma laboral que ha aumentado el número de contratos fijos, de la excepción ibérica, de la ley de vivienda y la ley de eutanasia... Todas, insisto, medidas que comportan aumento del gasto público dirigido a la clase media trabajadora.


- Encima, con la que ha caído (recordemos: COVID y guerra), desde que está este gobierno, el paro ha bajado, se han creado puestos de trabajo y España está creciendo económicamente. De hecho, es el segundo país de Europa que más está creciendo. 😮


- Y, lo mejor (o peor) de todo, lo más sangrante: este gobierno se ha comprometido a un paquete de medidas para modernizar el modelo laboral y económico y potenciar las energías renovables y las nuevas tecnologías y que no tengamos que depender tanto del ladrillo y del turismo (como ha pasado siempre). Política de transformación, de futuro.


Pero, bueno, obviando ese último punto, que a mí me parece el más importante, si está subiendo el empleo y la economía, y también sube el gasto público, pero, ¿¿¿qué coño es lo que queréis??? ¿Qué es lo que ha determinado vuestro voto de cambio (o vuestro no voto)? ¿Que preferís ladrillo y turismo de borrachera? ¿Que no os gusta que haya más trabajo y de más calidad? ¿Que no os gusta que haya gasto público dirigido a mejorar las condiciones de vida de la clase media o a proteger a los más vulnerables? ¿Ha sido Bildu? ¿Ha sido Mercadona? ¿Qué? ¿Qué mierda os pasa?


Sánchez ha lanzado un órdago hoy. Y se lo ha lanzado a la ciudadanía. Él y su gobierno (y algunos a los que todavía nos quedan un poco de luces) saben que están haciendo las cosas bien, no solo para hoy, sino también para mañana. Y ahora nos toca decidir a nosotros, el 23 de julio, si queremos que se sigan haciendo las cosas como se están haciendo y con los resultados que se están obteniendo o si queremos revertir esta situación y preferimos que gobierne el PP con VOX cambiando todo lo que se ha conseguido en estos años. El Gobierno lo está haciendo bien, y ha dicho: "Ahora os toca a vosotros".


Por tanto, os animo a hacer un ejercicio de reflexión y conciencia, y que el 23 de julio, te olvides de siglas, te olvides de ideologías, te olvides de tu puto ego, y que actúes con eso, con reflexión y con conciencia.


Porque todavía SÍ SE PUEDE. 💪

domingo, 21 de mayo de 2023

LA SUPUESTA SUPERIORIDAD MORAL DE LA IZQUIERDA



Según Yuval Noah Harari, historiador y autor del bestseller Sapiens, de animales a dioses, toda la gente que forma parte de la humanidad y pertenecen a distintas corrientes políticas o económicas, ya sea izquierdas, derechas, liberales, comunistas, social demócratas, republicanos, progresistas, conservadores y etc., pueden ser clasificados, en realidad, en dos grandes grupos: aquellos que priorizan la libertad individual por encima de todo y los que priorizan el bien común.


Si seguimos esta clasificación, cuando una persona de derecha (que prioriza la libertad individual) debate con una de izquierda (que prioriza el bien común), ni uno ni otro tiene la razón o se equivoca. Simplemente, uno va a pensar y actuar de forma consecuente con su principal prioridad, y por lo tanto van a pensar y actuar distinto porque tienen prioridades diferentes.


Habría que matizar que a la persona de derecha no le tiene por qué ser indiferente el bien común, solo que es este un bien que queda por debajo, en orden de prioridades, a la libertad individual, igual que la persona de izquierda no tiene por qué rechazar la libertad individual, solo que prefiere el bien común antes que aquella. En este sentido, y partiendo de la base de que ambas elecciones son libres y legítimas, ¿no nos están dando estas escalas de prioridades una información acerca de cómo son estas dos personas? Como mínimo, nos está diciendo que la persona de derecha es más egoísta que la persona de izquierda.


Y esto no es un juicio. Es una obviedad.


Como lo es que, en el sistema socioeconómico liberal, el preponderante hoy en el mundo, se da barra libre para que rasgos de personalidad que siempre se habían considerado vicios, como el egoísmo, la vanidad, la avaricia y codicia o la hostilidad, sean desarrollados y potenciados por los individuos como armas que les permiten prosperar... normalmente a costa de quienes no son así.


Cuando se habla, en tono denigrante, de la "supuesta superioridad moral de la izquierda"... ¿no será verdad? ¿No será verdad que, en efecto, somos moralmente superiores?


El liberalismo (o neoliberalismo, que es lo que tenemos ahora, gracias a las políticas Reagan-Thatcher), defiende la libertad individual por encima de cualquier cosa, incluso del bien de las comunidades (del bien común), y al hacerlo, señala con el dedo, acusa y condena a aquellos que se atreven a decir qué está bien y qué está mal, porque el hombre (y la mujer) que actúa libremente ya sabe qué está bien o mal (para ellos mismos) y nadie, exceptuando la ley, ha de decirles lo contrario. Por eso, una líder política como Ayuso, del grupo de los que, claramente, prioriza la libertad individual, dice que la justicia social es un invento de la izquierda. Claro. Y menos mal que la inventamos, oye.


Por mucho que los liberales quieran llevar la razón (la que más les conviene según su intereses), resulta que siempre hay y habrá, más allá de la ley, cosas que están bien y cosas que están mal. Se llama ética. Se llama moral. Y al mundo no le vendría nada mal que muchos estudiaran un poco de esas dos materias.


Porque, ya seas de izquierda, socialista, comunista, o sin etiquetas políticas, si piensas un poco como yo, si tu prioridad es el bien común, si quieres vivir en un mundo menos egoísta, competitivo y materialista, y más colectivo, cooperativo y humano, tienes derecho a expresarlo y a reclamarlo, sin ningún tipo de pudor.


Que no te avergüence ser superior moralmente. Porque lo eres. Y está bien. Es tu don. Aprovéchalo. ¡Un abrazo!  

domingo, 12 de marzo de 2023

LAS TRES GRANDES FALLAS DEL FEMINISMO


Soy simpatizante del movimiento feminista. Estoy absolutamente convencido de que la mujer, en cualquier lugar del mundo, por el simple hecho de nacer mujer dentro de un sistema patriarcal, parte de una situación de desigualdad, y que los gobiernos, que representan al Estado (que somos todos), han de generar políticas que favorezcan a la mujer, en pos de buscar esa igualdad real y efectiva.


Ahora bien, más allá de eso, creo que el movimiento feminista tiene tres grandes fallas que paso a explicar ahora:


1. En primer lugar las feminazis. Estas son como las meigas: haberlas, haylas. Ni creo que sean, para nada, mayoría dentro del movimiento feminista y, desde luego, no lo representan, más bien lo ensucian. Pero, la verdad es que hay mujeres que se hacen llamar feministas, es decir, defensoras de los derechos de la mujer en búsqueda de una igualdad real, y, en realidad, lo que son es unas "odiadoras" de los hombres.  Rivalizan con el hombre y lo hostilizan, cuando el movimiento feminista debería ser un movimiento de todos, protagonizado por mujeres, sí, no cabe duda, pero con la complicidad y colaboración de los hombres. Y esa hostilidad, obvio, no crea unidad, sino solo más brecha entre nosotros y nosotras.


2. En segundo lugar, la importancia que se da el movimiento feminista a sí mismo. De hecho, esto pasa hoy con casi todos los movimientos. Hoy se han puesto de moda las pequeñas luchas colectivas: las feminista a lo suyo, los gays y lesbianas a lo suyo, los trans a lo suyo, los inmigrantes por un lado, los pensionistas por otro... ¿¿¿Y el movimiento obrero qué??? ¡Ha desaparecido! ¡Y obreros somos todos! Es increíble. Y no me vale con decir que ahí están los sindicatos, totalmente politizados y defensores únicamente de sus sindicados, ni que la mujer es la mitad de la población, porque no es lo mismo ser mujer en España que ser mujer en Irán. Todavía hay cosas por las que luchar, si eres una mujer en el mundo occidental, pero desde luego, deberían ser una prioridad nuestros derechos como trabajadores, porque debido a la desigualdad económica cada vez es más amplia en un mundo cada día más ferozmente capitalista, y lo derechos humanos. Trabajar tenemos que trabajar todos, comer tenemos que comer todos, y mientras nosotros nos sigamos dividiendo en luchas más pequeñas, los elitistas nos mearán cada vez más fuerte en la cara.


3. El problema del sexo. A ver si nos enteramos de una vez: mujeres y hombres somos diferentes. A los dos grupos nos gusta el sexo, eso para empezar. Pero no nos gusta de la misma manera y no nos han educado igual. Los hombres somos más visuales, nuestras pulsiones sexuales se despiertan más a través de los ojos, mientras que las mujeres son más sensitivas (la voz, el olor, las palabras...). Estoy generalizando, por supuesto. ¿Por qué digo esto? ¡Porque estoy harto de que a los hombres se nos censuren por estar salidos! Sí, estamos salidos, y es natural, es normal. Vemos a una mujer atractiva por la calle y nos chorrea saliva, y nos descoyuntamos el cuello, y nos pegamos codazos entre nosotros como monos. ¿Y qué? Que estemos salidos no significa que seamos acosadores ni violadores. Nos gusta el sexo, nos gustan las mujeres y nos gusta manifestarlo y no pasa nada, siempre y cuando no molestemos directamente a nadie. Pongo un ejemplo: si un grupo de hombres está en la terraza de un bar y uno de ellos molesta continuamente a la camarera con insinuaciones sexuales, claramente está mal, la está acosando, y no es que esté ligando con ella porque la chica está trabajando y no es el momento de buscar un romance; pero, si el chico lo que hace es comentar lo buena que está la camarera y compartir con sus amigos que le encantaría probar todas las posturas del Kamasutra con ella, y ahora una chica en una mesa de al lado se levanta y le dice "Perdona, pero creo que lo que estás haciendo es una falta de respeto", ¿¿¿realmente lo es??? Insisto: nos gusta el sexo y nos gustan las mujeres, y eso NO ES MALO, siempre y cuando no molestemos, directamente, a nadie. Por otra parte, igual que a las mujeres no la han reprimido en la expresión de sus emociones y a nosotros sí, las mujeres sí que han tenido un estilo educacional (y, aún hoy, lo siguen teniendo) diferente en cuanto al sexo. Los chicos pueden hablar más abiertamente de ello, las chicas han de cuidar más las formas. Todavía, en muchas familias, países, culturas, está mal visto que la mujer sea más sexualmente activa, que hable con naturalidad del sexo tanto con mujeres como hombres, que se masturbe o que tome la iniciativa. En este sentido, estaría muy bien que ellas nos enseñaran a ser más inteligentes emocionalmente, que falta nos hace, y ellas aprendieran de nosotros a autocensurarse menos. De nuevo, vuelvo a generalizar. Hay muchos tipos de hombres y muchos tipos de mujeres, pero las diferencias intergrupales están ahí.


En definitiva, creo que hay mucho en lo que podemos colaborar, unirnos, y aprender unos de otras. La unión hace la fuerza. Y la fuerza, no entiende de género. ¡Un abrazo!

domingo, 5 de marzo de 2023

EL ASUNTO FERROVIAL



Esta semana se hacía pública la salida en España de la empresa constructora Ferrovial, después de décadas formando parte del tejido empresarial de nuestro mercado. Ferrovial es una de las empresas del IBEX 35, es decir, una de las empresas con mayor liquidez en España. Lleva existiendo desde hace décadas y ha recibido incontables ayudas y contratos por parte de los diferentes gobiernos. La empresa aduce tomar esta decisión porque en Países Bajos (estado en el que tributará a partir de ahora) la calificación de su deuda sería más positiva y eso le permitirá entrar en la bolsa norteamericana. 


Es decir, para expandirse y mejorar, aún más, su margen de beneficios.


Frente a esta noticia, dos posturas. La del Gobierno PSOE-Unidas Podemos, que ha criticado duramente la decisión y ha señalado como responsable de la misma al presidente de la empresa, Rafael del Pino Calvo-Sotelo, la tercera mayor fortuna del país e hijo del fundador de Ferrovial en época franquista. Y la postura de la oposición, que hace responsable al gobierno por no poner en marcha políticas fiscales más atractivas que hagan que las empresas quieran quedarse.


Desde luego, esa es una tesis, aparentemente, muy válida, ¿no? Podríamos pensar que si nos gobiernan partidos que apuestan por una economía más redistributiva en base a los impuestos de todos y a que los que más tienen más impuestos paguen, al final, los que más tienen se van a ir, repercutiendo su marcha en la economía y en el trabajo, por lo que es mejor hacer políticas liberales que contenten a esas grandes empresas y fortunas para que se queden y sigan generando riqueza y puestos de trabajo en nuestro país.


Sin embargo, para los que pensamos diferente, la noticia de Ferrovial no tiene por qué significar una falla de las políticas social-demócratas, sino una oportunidad. Una oportunidad para reafirmarse en estas políticas, que, al contrario que las liberales, no persiguen como máximo objetivo la libertad individual y empresarial, libertad que en la mayoría de los casos es usada para el enriquecimiento personal y que tienen como consecuencia el acaparamiento de las riquezas en manos de unos pocos, sino que buscan como máxima la igualdad social. Porque, donde se va Ferrovial, queda un hueco, y ese hueco puede ser ocupado por mejores empresas. Empresas con alma.


El mensaje de que se pueden hacer las cosas, en el ámbito de las organizaciones, de una manera diferente a como se han estado haciendo en los últimos tiempos, está calando entre la gente. Y, aunque todavía somos minoría los que pensamos así, cada día somos más. Cada vez hay más empresas concienciadas con el medio ambiente y con una economía más justa y social. Y no solo las empresas, también los autónomo y los pequeños comercios. Cada vez hay más personas que quieren ganarse la vida, y ganársela bien, pero teniendo en cuenta el impacto que provocan en el planeta y en la sociedad en la que desarrollan su actividad.


El caso Ferrovial es una oportunidad. Una oportunidad para decirles a los capitalistas despiadados, aquellos que priorizan los beneficios económicos por encima de cualquier valor ético y moral, que no los queremos, que se vayan, que no cuenten con nosotros, y que ya vendrán otros, otros mejores. Una oportunidad, en definitiva, para empezar a desarrollar una economía más sana, justa y humana.


Por favor, políticos, empresarios, vecinos... no perdáis esta oportunidad. Gracias.

domingo, 19 de febrero de 2023

MALOS TIEMPOS PARA EL AMOR



Llevaba un tiempo largo sin escribir en Diario. Y los motivos han sido la ansiedad y la depresión. Sí, en un mundo en el que los trastornos mentales y emocionales van en aumento, los psicólogos tampoco estamos exentos de padecerlos.


La explicación de este incremento, muy posiblemente, sea multifactorial. Y, dentro de esos múltiples factores, resulta una evidencia que el modelo de sociedad en el que vivimos es más que influyente. Muchos de los problemas psicológicos de las personas que, por ejemplo, acuden a mi consulta, están potenciados por el estrés, la incertidumbre, las conexiones interpersonales cada vez más frágiles, el estilo de vida hedonista...


Sin embargo, los problemas de sufrimiento moral no devienen de esta época actual, sino que ya existían mucho antes. Los primeros, quizá, que se interesaron por la naturaleza de la felicidad y la infelicidad humanas fueron los filósofos griegos, con Sócrates a la cabeza. Estos pensadores se preguntaban cómo se podía vivir una buena vida, y en su afán de encontrar respuestas dieron con una serie de virtudes y una serie de vicios, es decir, una serie de actitudes y conductas que propiciaban o dificultaban esa buena vida, ya fuera en el plano individual como en el comunitario. Por ejemplo, para la mayoría de filósofos, el arte, la cultura, la templanza, el equilibrio, la razón y la búsqueda del bien común, eran virtudes. Mientras que la soberbia, el orgullo, el egoísmo, el dejarse llevar por las pasiones y la avaricia eras vicios.


La avaricia. Es curioso, ¿verdad? Sí, es curioso, porque precisamente lo que fue valorado como un vicio del alma humana por grandes pensadores de la antigüedad es ahora, en tiempos del capitalismo, valorado como una virtud. Son los avariciosos los que más prosperan en la era del capital. No es que esté permitido ser avaricioso, no es que se perdone, es que se premia. Y, con ella, gracias al "blanqueamiento moral" de la avaricia, también se acaba reforzando la individualidad, el egoísmo, la competitividad y el materialismo.


Así pues, en una escala de valores como esta, con la que los sabios antiguos vomitarían al conocerla, ¿qué impide al presidente de los empresarios en España incrementarse el sueldo hasta los 400.000 euros anuales al tiempo que pide que no se suba el sueldo mínimo de los trabajadores? (noticia aquí) ¿Qué impide a los directivos del IBEX 35 cobrar 123 veces más que el sueldo medio de los empleados de sus empresas? (aquí) ¿Qué impide que los banqueros y dueños de las energéticas, que han aumentado en mucho sus ingresos millonarios gracias a los efectos colaterales de la invasión a Ucrania, se opongan a pagar un impuesto especial para gravar esos beneficios extraordinarios? (aquí) Y, sin irnos tan pa´rriba en la escala social, ¿qué impide a un "pequeño propietario" (entre una y diez viviendas), que tiene más ingresos económicos que su inquilino, ahogarlo con una renta a precio de mercado desorbitada? (aquí


Pues, así las cosas, ¡como para no volverse loco, ¿verdad?!


Sin embargo, quiero terminar este nuevo post-post-enfermedad con un tono positivo. Todavía tengo esperanza. Esperanza en que gente como tú no defiende esta escala de valores y sabe distinguir entre lo que es un vicio (codicia) y lo que es una virtud (búsqueda del bien común). Gente que, independientemente de las siglas (PSOE, PP, Podemos...) y de las etiquetas (capitalista, comunista, socialdemócrata...), aspira a un modelo social distinto al que tenemos, un modelo en el que el valor sea la cooperación y no la competitividad, el desarrollo personal y comunitario y no el materialismo, la amabilidad y no la hostilidad, el amor y no el dinero.


Un mundo más sano... y que no sea una locura. Gracias.