"Si luchas, puedes perder. Si no luchas, estás perdido".


sábado, 21 de mayo de 2011

15-M : Indignación.20 y 21-M: Reacción.

Ayer era un día importante. Una prueba, un examen.  La nota fue de Matrícula de honor.

El 15-M fue una manifestación convocada con varias semanas de antelación. La gente respondió. La gente se indignó. Y unos pocos, que luego pasaron a ser muchos, quisieron prolongar ese estado de indignación acampando en las plazas de las ciudades de toda España. Así nació el movimiento 15-M. Sólo quedaba por ver cuál era la reacción de la gente ante este imprevisto devenir de los acontecimientos.

Mientras, la indignación crecía...

Y ayer vimos por fin la reacción: nueva manifestación multitudinaria en Málaga organizada con menos de dos días de antelación. Cerca de diez mil personas congregadas posteriormente en la Plaza de la Constitución (rebautizada como Plaza de la Libertad), durante toda la noche. En Madrid cerca de 25.000 personas, en Barcelona casi 10.000... Y así, en toda España. Era el momento de estar más unidos que nunca tras la prohibición de las congregaciones por parte de las juntas electorales por entender que afectaban al día de reflexión. Y la gente se unió: A las 0:00 del 21 de Mayo esas miles de personas que se habían reunido horas antes en cada ciudad, permanecieron inamovibles en las plazas de toda España. En silencio, sin pedir el voto para nadie ni negarlo, simplemente en reflexión colectiva. Un nuevo ejemplo de pacifismo y civismo. Un nuevo ejemplo de democracia real.

Los medios de comunicación lo han dejado claro: el 15-M, la gente, en definitiva, se ha comido el final de la campaña electoral. El poder, vuelve a estar en manos del pueblo. En realidad siempre lo ha estado, aunque algunos hayan intentado hacernos creer lo contrario. Piensan que pueden controlarnos creando leyes que no votamos, o prohibiendo nuestra capacidad de convocatoria. Pues bien, ayer estábamos convocados, lo prohibieron, ¡y nos quedamos! Eso se llama SOBERANÍA POPULAR. Y no hay nada que lo pueda prohibir. No queremos estar por encima de sus leyes, queremos que las leyes estén al servicio de todos. Y que las leyes, las vote el pueblo, y no los partidos. Ese pueblo que ayer volvió a demostrar que puede autogestionarse su rabia y ser partícipe responsable de su destino, sentándose en silencio y reflexión en plazas llenas de sueños, esperanzas e ilusiones, y llenas de personas, personas de carne y hueso, sin emblemas o símbolos políticos de ninguna clase.

Esto no acaba aquí. Hemos reaccionado, y seguimos haciéndolo. El movimiento implica una cadena: indignación-reacción-consecución. El último eslabón se vislumbra en el horizonte...

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