"Si luchas, puedes perder. Si no luchas, estás perdido".


martes, 6 de diciembre de 2011

Un día para la vergüenza.

Hoy es un día de gozo y felicidad para muchos, pues se celebra el día de la Constitución española.

Hoy es el día en el que se celebra la creación de los fundamentos oficiales y estructurales que dieron lugar a una numerosa casta de políticos, consejeros, asesores y cargos varios que mamarían, a partir de entonces, de la teta del estado, ejerciendo la mayoría de las veces funciones prescindibles y desoyendo, casi siempre, a aquellos que les dan de comer, además de pagar sus ostentosos vicios: los ciudadanos.

Hoy es el día en el que se celebra la creación de un complicado pero meticuloso mecanismo legal y burocrático, encargado de hacer pensar al pensador medio que ahora es más libre de lo que era antes, pero limitándole en realidad su capacidad de decisión, delegando ese poder a 350 individuos encargados de tomar las decisiones que nos afectan a más de cuarenta y siete millones de españoles; cuarenta y siete millones de personas sometidas a una forma de tiranía sutil legitimada por una farsa de sistema y un texto de engañabobos.   

Hoy es el día en el que se celebran los cuatros valores superiores del ordenamiento jurídico, bases sobre las que deben sustentarse todas las leyes del Estado:  la libertad (nos manifestamos pacíficamente en las plazas y nos pegan), la justicia (que se lo digan a todos los políticos corruptos, o a Urdangarín, o a los padres de Marta del Castillo), la igualdad (desde que empezó la crisis, las diferencias entre ricos y pobres han aumentado abismalmente), y el pluralismo político (la ley electoral de nuestro país no hace otra cosa que favorecer el bipartidismo PPSOE).

Hoy es un día de felicidad y gozo para muchos. Hoy debería ser un día de vergüenza para la gran mayoría. Y mientras la clase política se viste de gala y festeja este día a costa de nuestro dinero (a costa de nuestro sudor), el 15-M permanece mudo, callado, quieto, dormido. Esperemos que sólo sea una breve siesta. Esperemos que sólo sea el frío invierno que ha congelado, únicamente de forma temporal, los tan recientes enardecidos ánimos. Esperémoslo porque, algunos (y ojalá que no sean pocos) soñamos todavía con el día en que nos rebelemos, tal como hicierons nuestros hermanos árabes contra sus dictadores, pero nosotros con los nuestros, y demos por fin ese golpe de estado definitivo contra este sistema esclavizador, injusto, facilitador de las desigualdades y antidemocrático.

Mientras ocurre o no ocurre, a ti que estás leyendo, te invito a, que si tienes una Constitución a mano o puedes hacerte con una: LA QUEMES. 

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