Hola, soy uno de los seis millones de parados que hay en España. Hace
poco se me estropeó el ordenador, el cual uso todos los días, entre otras
cosas, para buscar trabajo. Un amigo, al enterarse, me prestó el dinero para
comprarme un ordenador nuevo. Como a mi amigo le va bien y sabe que mi
situación no pasa por un momento muy boyante, me dijo que no me preocupara por
devolverle el dinero, que podía hacerlo poco a poco, en las cantidades que yo
quisiera y que incluso no tenía por qué empezar a pagarle hasta que encontrara
un trabajo. Mi amigo es un buen amigo.
España y Alemania son amigos. A Alemania le va bien. Aunque no quiera
reconocerlo, aunque digan que no tienen dinero para construir piscinas y
parques públicos, a Alemania creo que le va bastante bien. Sobre todo a los
bancos alemanes. A España la verdad es que no tanto, y le debe mucho dinero a
esos bancos. Pero Alemania no hace como mi amigo, no hace un esfuerzo por
empatizar con la situación de España, en cambio, la presiona y obliga a
devolver el dinero cuanto antes. A veces pienso que la amistad entre España y
Alemania es un poco interesada.
Si mi amigo me presionara para devolverle el dinero yo trataría de
convencerle de que me dejara más tiempo para hacerlo, y si él insiste, ¡le
mando a hacer puñetas! El dinero se lo acabo devolviendo porque es suyo, pero
el recadito se lo dejo. Sin embargo, España no ha hecho eso, porque el anterior
presidente del Gobierno, socialista, cambió la Constitución para dar prioridad
a la deuda que tiene España con los banqueros alemanes antes que cualquier otra
cosa, y el actual presidente, de derechas, y muy comprometido y cumplidor, le
ha dicho a los alemanes: «Sssht, no preocuparse, que aquí vamos a
hacer un esfuerzo todos los españoles y os vamos a devolver el dinerito enseguía. Porque es que eso es lo que
hay que hacer». Pero eso, eso, no es lo
que se ha hecho, porque resulta que Mariano, el actual presidente de España, que creo es un poco mentirosín, pero también debe ser muy
buena gente, porque tiene muchos amigos a los que les hace grandes favores. A
la Iglesia por ejemplo no le hace pagar impuestos, a las grandes fortunas no se
los sube, a los tramposos que no los pagan les amnistía, a los políticos que
roban les indulta, y a los bancos españoles, que son de los que más dinero
deben a los bancos alemanes, les rescata, mientras que a las personas, que son
de los que menos dinero debemos a esos bancos, nos recorta. De hecho, hay gente
que ya ha desarrollado una extraña fobia y es ver unas tijeras y les da un patatú. A la mayoría el patatú le da
cuando ven un político hablando en televisión, pero eso no es extraño. Yo no
creo que lo que haya que hacer sea
devolverle su dinero ya a Alemania aunque se pongan tan pesados, pero de lo que
estoy seguro es que todos, todos, lo que se dice todos, no lo están haciendo.
España no necesita un Presidente que le diga constantemente qué es lo que
hay que hacer cuando ni él mismo lo sabe (al menos no, hasta que se lo digan
desde Alemania). España no necesita políticos mentirosos, ni traidores. Lo que
España necesita, es un amigo, y ahora no lo tiene. Porque a un amigo le
herviría la sangre si se enterase de que te están robando. Porque a un amigo se
le encogería el corazón si descubriera que has decidido quitarte la vida cuando
iban a echarte de tu casa.
Que no os digan más eso de que Hemos
vivido por encima de nuestras posibilidades. Es falso. La verdad es que:
estamos pagando la crisis por encima de nuestras posibilidades. Y hemos
consentido por encima de nuestras posibilidades.
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