Nos encontramos en un momento clave para el proceso de empoderamiento de la ciudadanía frente al control de los mercados sobre la democracia.
En la formación Podemos (que recordemos e insistamos sobre ello: no es la formación de Pablo Iglesias exclusivamente sino una formación que están construyendo los ciudadanos para que sean los propios ciudadanos los que hagan política, al estilo del Ayuntamiento de Torrelodones), se debate sobre: ¿ir o no ir a las municipales?, y si se va, ¿con la marca Podemos o la de Ganemos?
Podemos, Ganemos, Equo, e Izquierda Unida (¡sí, también IU!, por mucho que desconfiéis de sus "cúpulas", a mí no me digáis que Cayo Lara es lo mismo que Rajoy o Pedro Sánchez, o Alberto Garzón y Tania Sánchez iguales que Montoro o Cospedal)... Al final todos representan lo mismo: CAMBIO.
Recientemente estuve en una asamblea de Podemos Málaga en la que se habló sobre este debate de las municipales, y tanto a favor de ir como de no ir como de ir solos o acompañados, había argumentos sólidos y muy convincentes. Pero la verdad es que si nos fijamos sólo en el valor estratégico, que va a ser clave para alcanzar ese cambio, únicamente posible a través de una mayoría amplia que nos legitime en las urnas, las incertidumbres internas generadas por este debate se me terminan de disipar.
Y es que tuve una visión mientras transcurría este debate, y la visión fue: yo mismo (o fulanito, o menganita), yendo a votar, encontrándome con una mesa repleta de papeletas, y una de Podemos, otra de Ganemos, otra de Equo, otra de IU..., y una gota de sudor frío que me empieza a recorrer la frente, y me quedo bloqueado, como en blanco, y no sé qué hacer..., pero la cosa no termina ahí (ni mucho menos) porque un tipo con traje y corbata, o quizá tenga un polo encima de los hombros, o puede que en realidad sea una señora con joyas, se me acerca sonriente, entusiasmad@, y me dice por favor que si me puede sacar una foto con su móvil, y yo, como aún me encuentro un poco desubicado, le digo que sí, que venga, y me saca la foto, sin dejar de sonreír, y luego me pregunta que si la puede colgar en twitter, "que es pa´echar unas risas", me dice, y yo que sí y que venga...
En fin creo que ya sabéis por dónde voy, ¿verdad?
Ha llegado la hora de apartar rencores, prejuicios, miedos, desconfianzas y egos. Ha llegado la hora de UNIDAD, UNIDAD Y UNIDAD. No porque nos queramos mucho (que también, en casos), no porque eso signifique que no vayamos a discutir, a pelear y a construir a partir del debate y del conflicto (¡no, qué va!), sino porque la unidad va a ser un recurso imprescindible que nos va a llevar a la victoria.
Y JUNTOS PODEMOS GANAR.