"Si luchas, puedes perder. Si no luchas, estás perdido".


miércoles, 16 de octubre de 2013

Algo va mal

Algo no va bien en el mundo cuando más de mil millones de seres humanos viven con menos de un dólar al día y el 20% de la población mundial acapara el 90% de las riquezas. Son datos reales.

Algo no va bien en España cuando, según un estudio reciente, somos el país de la Eurozona en el que más han aumentado la desigualdades y donde más crecen las diferencias entre ricos y pobres. Eso además acompañado de (y si no ver enlace) un aumento importante de beneficios en las empresas del IBEX 35 (las más fuertes de España), sin que haya redundado en una bajada significativa del paro, que sigue estando en torno a los 6 millones de personas sin trabajo. No olvidemos que la mayor parte de los puestos de trabajo surgen de las pequeñas y medianas empresas, a las que no creo les vaya tan bien como a las del IBEX.

Bien, a partir de aquí podemos seguir pensando que la crisis, que qué malita está la cosa, que si no hay dinero para ná. Y que una distribución más igualitaria de los sueldos, los recursos y el trabajo no iba a servir de gran cosa. Puedes seguir pensando que el problema es que no hay dinero, no que esté mal repartido. O puedes quemarte a lo bonzo para reclamar dignidad. O ahorcarte antes de que vengan a desahuciarte. O simplemente, ya que no van a desahuciarte y tu dignidad no te importa demasiado, puedes seguir viviendo tu vida exactamente igual que la estabas viviendo antes de leerme. ¿Qué te proponías hacer justo antes de meterte en este blog? Hazlo.Sal de aquí. Seguro que ya te estoy entreteniendo demasiado...

O puedes seguir leyendo un poco más. Porque aunque no estés a punto de ser desahuciado, ni lleves mucho tiempo en el paro, ni te sea muy complicado llegar a fin de mes, quizá lo que estás a punto de leer te resulte interesante.

Eduardo Punset comenta en su libro, El viaje a la felicidad, que lo que provoca una percepción negativa de satisfacción personal (es decir, infelicidad) no es tanto el vivir en la pobreza (que lógicamente también) como vivir en una sociedad desigual, en la que yo soy pobre, pero hay otros que son muy, muy ricos. Podemos pensar que esto está relacionado con la propia psique del ser humano, "obligado" a compararse perpétuamente, condenado por su naturaleza al pecado de la envidia. Pero no, yo no lo interpretaría como envidia; envidiar al que más tiene, a los que les ha ido bien en la vida porque a mí no me ha ido igual. No, yo lo veo más como anhelo de justicia. Porque, y si no vuelve a leer los datos del principio de este artículo, ¿acaso crees que vivimos en una sociedad justa? ¿Acaso cree que debemos envidiar al 20% de la población que ostenta el 90% de las riquezas porque a ellos les ha ído rematadamente bien, o quizá deberíamos preguntarles "qué tanto bien habéis hecho por el mundo para recibir tanto a cambio"?

La injusticia nos ataca a casi  todos desde todas partes. A desempleados y trabajadores, a personas de clase baja o media. Desde la televisión, desde nuestras empresas, o desde el portal cuando vemos a un conciudadano rebuscando en el cubo de la basura. Todos los días. La injusticia es percepción negativa de nuestra satisfacción personal, es estrés amartilleándote en el cerebro a cada instante, avisándote, aunque tú quieras ignorarle (como lo han hecho los que no siguieron leyendo cuando les invité a salir de mi blog), de que algo va mal dentro de ti. La injusticia es infelicidad, y acaba convirtiéndose en muerte, en depresión y ansiedad primero, en cáncer y enfermedades coronarias después.

Vivas mejor o peor, reclamar un mundo más justo, mas igualitario, más repartido, es cosa de todos, porque vivir en un mundo injusto afecta a tu salud, y por tanto a tu calidad de vida, aún incluso cuando la injusticia no te toca (o te oprime, o te arrasa) tan directamente como quizá piensas. Y me da igual cómo lo hagas, si es firmando una petición en internet, o yendo a una manifestación, o cambiándote a la banca ética, o creando una cooperativa ecológica, o incluso debatiendo en un parlamento. Hasta escribiendo en un blog. Pero hazlo, ¡maldita sea!, hazlo. No te quedes quieto, no mires para otro lado, no digas "Bah, es que la cosa está muy mala".

Porque si es así como finalmente acabas actuando, entonces te lo digo muy en serio, algo va mal dentro de ti. Y amigo, amiga, ten por seguro que te está matando.