"Si luchas, puedes perder. Si no luchas, estás perdido".


domingo, 24 de marzo de 2013

Trabajar menos, ganar menos

Trabajar, consumir, producir... El Ogro Capitalista se alimenta de nuestros sueños frustados, seduciéndonos con promesas vanas y una falaz fórmula de la felicidad que, lejos de traer dicha, genera desigualdades cada vez mayores, haciendo a unos infelices porque no tienen dinero y a otros lo mismo porque tienen demasiado.

La felicidad no se compra ni se vende ni se fabrica ni se consume. La felicidad se busca. Y ese ogro del que hablo, nos ha metido en un laberinto.

"Para salir de la crisis hay que trabajar más y ganar menos". Sabemos que no son pocos los que piensan esto. Sabemos que esos pensamientos son hoy ya una realidad, aunque incompleta, porque esto no ha terminado. Vamos hacia China, vamos hacia una nueva forma de esclavitud. Y no estamos lejos.

Sin embargo, hoy me ha dado por soñar. Y he soñado en otro mundo, en otra vida... He soñado que salíamos del laberinto. 

Y fuera de él me encontraba con un hada con un par de tetas enormes (es difícil que mis sueños no posean algún contenido libidinoso) que le había cortado la cabeza al puto ogro con su espada y se acercaba a mí para susurrarme al oído: "Trabajar menos... ganar menos". Yo le contesté: "No es mal plan, invítame a una cerveza y me lo explicas mejor".

Resumen del plan de Hada: Si cada puesto de trabajo reduce su jornada a la mitad (y el sueldo baja en consonancia) y para cubrir la otra mitad de la jornada se contrata a otro trabajador, resultado: se crea un puesto de trabajo por cada uno que ya existe. Disminuye el poder adquisitivo, pero aumentan los ingresos del Estado (al haber más gente cotizando) y se reducen los gastos (en pagas de desempleo y subsidios), por lo que se pueden bajar impuestos, los precios caen, la vida deja de ser tan cara. Aún así, para muchos, disminuye el poder adquisitivo, pero recuerda: "...haciendo a unos infelices porque no tienen dinero y a otros lo mismo porque tienen demasiado". Por no hablar del valor que se gana, mucho más valioso que el dinero: el valor tiempo.

"Pero eso los que siguen en el laberinto aún no lo entenderían, Hada", le digo, y luego ella me deja que le sobe las tetas. Más tarde acabamos en la cama y, tras un grandioso polvo, me quedo dormido y sueño. Sueño dentro del sueño: en la erradicación de la pobreza, en la erradicación del lujo, en trabajar menos, en ganar menos, pero vivir más, estar más cerca de la feli...  

Despierto con resaca. Sólo son sueños de un pobre chaval con demasiados ogros y hadas buenorras en la cabeza, me digo, una puta utopía. Vivimos en un mundo donde niños mueren de hambre mientras un gordo enchaquetado quema dinero con el fuego de su puro. Puta realidad infernal.

miércoles, 6 de marzo de 2013

La solución a la crisis

Acabo de oír al ministro de hacienda, Cristóbal Montoro, diciendo en la televisión pública que "España está saliendo de la crisis. No se vé, pero está saliendo". Se ha fundado para tal afirmación en datos económicos que muy pocos entienden. Además, dice esto al poco de saberse que las cifras del paro han vuelto a aumentar en Febrero. Sus palabras me han resultados más que inspiradoras para escribir este artículo que espero (deseo) que mucha gente lea.

En la vida es importante ser positivo y optimista. Hagamos un ejercicio de imaginación a través de un prisma positivo. Pensemos que el Gobierno efectivamente, como cree Montoro, lo está haciendo muy bien, y gracias a sus medidas empezamos a salir de la crisis. En un momento en el que el paro sigue creciendo, ¿sería optimista decir que para la entrada del próximo año el paro dejará de crecer, e incluso bajará un poco, manteniéndonos en los seis millones? Yo creo que sí, muyyy optimista. Y para el siguiente año, ¿sería optimista decir que el trabajo del Gobierno dará aún más frutos y durante el 2014 el paro bajará en un millón de personas? Sí, eso también sería ser muyyy optimista.

Pero, sin embargo, en este caso hipotético y muy positivo, eso significaría que para el inicio del 2015, dentro de dos años, España contaría aún con cinco millones de parados. ¿Acaso dejaría de ser desastrosa la situación del país, dejaría de ser alarmante? Dos años pueden significar poco en la vida de un político, sobre todo con lo que cobran, pero en la de un parado puede significar el acabar poniéndose una soga en el cuello. Si, continuando con nuestro ejercicio de imaginación, en 2015 siguiera bajando el paro al ritmo de un millón por año, eso significaría que de cada cinco parados uno conseguiría trabajo y cuatro se quedarían fuera. Eso es una miseria, es una ruina.

¿Por qué doy estos datos, para deprimir aún más a la sociedad? No, porque hay mucha gente que todavía no se quiere implicar en el cambio político-económico-social que muchos exigimos, que no se implican en la transformación del sistema pensando que el sistema los salvará, que los políticos tarde o temprano harán su trabajo y nos sacarán de ésta. Ilusos, eso no va a pasar, ni tarde ni temprano, esta situación es perpetua. Pongo otra vez el ejemplo de China: un país que crece económicamente y que ya es la 2ª potencia mundial. ¿Por qué tantos chinos se van de su país entonces? Porque allí no hay más que miseria, ruina, sobre todo para una gran parte de la población trabajadora, y los que se mantienen allí, sufren unas condiciones laborales deporables, cercanas a la esclavitud. España se mueve en la dirección de China.

Los políticos no tienen la solución a la crisis, porque somos nosotros, los ciudadanos, esa solución, y ellos están haciendo políticas a espaldas de la ciudadanía. Somos nosotros los que de una vez hemos de coger el toro por los cuernos. Una situación tan radical como la que vivimos los ciudadanos de este país, con tanto paro, tanta desigualdad y tanta injusticia social como la que proviene de los recortes, exige una solución radical. Y ésta sólo puede ser la intrusión de los movimientos ciudadanos en el poder político. Algo que sólo se podrá conseguir a través del llamamiento masivo a dar un golpe de Estado, un golpe de Estado del pueblo. Pero no para que los que demos ese golpe de Estado nos asentemos en el poder, no, sino con los siguientes fines:
  • Expulsar a los dos principales partidos políticos, PP y PSOE, del sistema democrático, por ser co-responsables directos de la crisis.
  • Redactar una nueva Constitución que tenga en cuenta la voz del pueblo y que sea más justa, solidaria y moderna, ajustada al nuevo contexto en el que nos movemos, y  que ponga fin a los privilegios de la clase política.
  • Declarar ilegítima la parte de la deuda que corresponde a las grandes empresas y al sector financiero.
  • Reformar la ley electoral y convocar elecciones, estableciendo facilidades para el establecimiento de nuevas formaciones políticas, que respeten la nueva Constitución y los principios democráticos universales.
Una vez hecho esto, no voy a engañar a nadie, tampoco se saldría de la crisis, incluso la recuperación sería más lenta todavía, debido a la huida de inversores, pero al menos se asentarían las bases para que, mientras se produce esa recuperación, se protegiera a los afectados por la crisis, que es justo lo contrario a lo que sucede ahora, cuando los más débiles estamos siendo saqueados para pagar la crisis que han producidos otros, mientras éstos se siguen enriqueciendo.

Se podría hacer así, como yo lo he planteado, o se podría hacer de otras muchas formas, pero que quede claro que fines como estos nunca se harán realidad, NUNCA, mientras no quitemos el poder a quienes lo ostentan. Y no vamos a arrebatarle el poder a aquellos que lo ostentan quejándonos desde una tribuna, cantando en la calle, o escribiendo en un blog. Tenemos que ser muchos, estar unidos y dispuestos a luchar. Pero luchar no es quemar contenedores ni irrumpir en entidades bancarias. Hay que llamar a la ciudadanía a una acción masiva, concreta, con un objetivo claro y preciso: el golpe de Estado.

Si de los seis millones de parados, consiguieramos con este llamamiento, reunir tan sólo a seiscientos mil en Madrid, a ver qué fuerza policial o qué ejercito tendría agallas, escrúpulos y corazón para detener nuestra entrada en Las Cortes.

No existen recetas mágicas, no existen milagros, nadie nos va a sacar de ésta... La solución a la crisis, somos, siempre hemos sido, nosotros.